Lectura del Día

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15 de octubre del 2024

15 martes
Blanco

Memoria, SANTA TERESA DE JESÚS, Virgen y Doctora de la Iglesia
MR p. 812 [843] / Lecc. II p. 897

Esta reformadora de las carmelitas es, al mismo tiempo, contemplativa y una mujer eficaz y activa. Nos ha heredado los secretos de su camino de subida hacia Dios, por medio de la contemplación, en sus libros, que la convierten en maestra de la vida espiritual. Como fundadora, recorrió incansablemente toda España para establecer sus monasterios. El alma de Teresa se sintetiza en su sed de vivir unida al Señor: 'Yo ya no quiero otro amor, pues a mi Dios me he entregado, que mi amado es para mí, y yo soy para mi amado" (1515-1582).

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 41, 2-3

Como la cierva busca el agua de las fuentes, así, sedienta, mi alma te busca a ti, Dios mío. Mi alma tiene sed del Dios vivo.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que, por tu Espíritu Santo, elegiste a santa Teresa de Jesús para que mostrara a la Iglesia el camino de la perfección que se debe seguir, concédenos alimentarnos siempre con su doctrina espiritual y arder en el deseo de la verdadera santidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA

[La circuncisión no tiene valor, solamente la fe, que se manifiesta por medio de la caridad.]
De la carta del apóstol san Pablo a los gálatas 5, 1-6
Hermanos: Cristo nos ha liberado para que seamos libres. Conserven, pues, la libertad y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud.
Yo mismo, Pablo, les aseguro que, si se dejan circuncidar, Cristo no les servirá de nada. Y vuelvo a declarar que todo el que se deja circuncidar, queda obligado a cumplir toda la ley. Ustedes, los que pretenden alcanzar la justificación por medio de la ley, han perdido a Cristo, han rechazado la gracia.
Nosotros, en cambio, movidos por el Espíritu Santo, esperamos ansiosamente la justificación por medio de la fe. Porque para los cristianos no vale nada estar o no estar circuncidado; lo único que vale es la fe, que actúa a través de la caridad. Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL del salmo 118, 41. 43. 44. 45. 47. 48

R. Señor, ten misericordia de mí. Señor, ten misericordia de mí y sálvame según tu promesa. No quites de mi boca las palabras sinceras, porque yo espero en tus mandamientos. R. Cumpliré tu voluntad sin cesar y para siempre. Caminaré por un camino ancho, pues he seguido tus preceptos. R. Serán mi delicia tus mandatos, que tanto amo. Levantaré mis manos hacia ti, mientras recito tus mandamientos. R.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Heb 4, 12

R. Aleluya, aleluya. La palabra de Dios es viva y eficaz y descubre los pensamientos e intenciones del corazón. R. Aleluya.

EVANGELIO

[Den limosna, y todo lo de ustedes quedará limpio.]
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 37-41
En aquel tiempo, un fariseo invitó a Jesús a comer. Jesús fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. El fariseo se extrañó de que Jesús no hubiera cumplido con la ceremonia de lavarse las manos antes de comer.
Pero el Señor le dijo: "Ustedes, los fariseos, limpian el exterior del vaso y del plato; en cambio, el interior de ustedes está lleno de robos y maldad. ¡Insensatos! ¿Acaso el que hizo lo exterior no hizo también lo interior? Den más bien limosna de lo que tienen y todo lo de ustedes quedará limpio". Palabra del Señor.

REFLEXIÓN: Frente a la refinada hipocresía de quien lo había invitado a comer, Jesús expresa, de otra manera, lo que ya antes había hecho notar: «no mancha al hombre lo que entra por la boca, sino lo que sale del corazón» (Cfr. Mt 15, 18; Mc 7, 14). Por tanto, es el corazón, esto es, el núcleo más íntimo de la persona –especialmente las actitudes e intenciones– lo que hay que convertir y purificar en primer lugar. De un corazón renovado brotarán luego las buenas acciones, de la que la «limosna» es aquí un simple y un muy apreciado ejemplo.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Señor, con bondad nuestras ofrendas, tú que aceptaste con agrado el homenaje lleno de fervor que te ofreció santa Teresa. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 88, 2

Cantaré las misericordias del Señor eternamente, y mi boca proclamará tu fidelidad de generación en generación.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor Dios nuestro, que has alimentado a tu familia con el pan del cielo, concédele que, a ejemplo de santa Teresa, pueda alegrarse, cantando eternamente tus misericordias. Por Jesucristo, nuestro Señor.